Mejor no caer en la trampa del sesgo de recencia
Finanzas conductuales
Escrito por MoneyController el 21.07.2023
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Incluso quienes invierten en los mercados corren el riesgo de cometer un error frecuente, estudiado por las finanzas conductuales, debido a un sesgo cognitivo que lleva a sobrestimar la importancia de cierta información por su proximidad en el tiempo.
La perspectiva desde la que evaluamos la información puede tener una importancia decisiva. Esto queda claro cuando consideramos el llamado "sesgo de recencia", es decir, la distorsión causada por la proximidad de un acontecimiento en el tiempo. Las finanzas conductuales asocian este sesgo con el "sesgo de disponibilidad", ya que se supone que la información más reciente en el tiempo se corresponde en gran medida con la información más disponible.
El sesgo de recencia lleva a los inversores a sobrestimar la importancia de los acontecimientos ocurridos en el pasado más reciente. Los acontecimientos que sucedieron en el pasado más reciente influyen mucho en las predicciones sobre el futuro. El riesgo, sin embargo, es que se pasen por alto datos importantes, como las tendencias históricas. Un periodo de correlación entre dos activos típicamente no correlacionados, por ejemplo, podría llevar a un inversor a alterar radicalmente su cartera, subestimando la probabilidad de que esa correlación sea sólo, como muestran los datos a lo largo del tiempo, un acontecimiento temporal.
Del sesgo de recencia a la falacia del apostante
Como escribe Adam Hayes en "Investopedia", el sesgo de recencia está estrechamente relacionado con el llamado fenómeno de la " mano caliente" en las apuestas: el hecho de que un jugador venga de una racha ganadora lleva a los observadores a creer espontáneamente que es probable que siga ganando, a pesar de no tener ninguna razón objetiva para creerlo. Este fenómeno se inscribe en la "falacia del jugador" más general, un error cognitivo que lleva a creer que los acontecimientos pasados influyen en los acontecimientos regidos únicamente por el azar.
Como en el caso de otros sesgos cognitivos, el sesgo de recencia puede limitarse siguiendo una estrategia de inversión racional, capaz de sopesar la información en función de su importancia y no de su mera proximidad temporal. Para intervenir en el componente emocional, Hayes habla de la posibilidad de utilizar programas de inversión automatizados, como los roboasesores. En general, muchos expertos sugieren que los inversores cuenten en sus decisiones con el apoyo de un experto en la materia, como un asesor financiero.
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