Sesgos cognitivos que condicionan como gestionas tus finanzas

Finanzas conductuales

Escrito por MoneyController el 04.01.2021

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Los sesgos en momentos de incertidumbre pueden modificar significativamente el modo de pensar de los ahorradores. Según explica Francisco Quintana, director de estrategia de inversión de ING España, uno de los mecanismos que nos hacen errar son los sesgos. “El cerebro usa continuamente atajos para tomar decisiones rápidamente. Pero algunas veces, esos atajos fallan y nos hacen incurrir sistemáticamente en errores de juicio que nos llevan a decisiones pobres, que nos dañan como inversores. Pero la clave de las finanzas conductuales radica en que estos errores son sistemáticos”, apunta.

Además, en este escenario aconseja tomar conciencia de la existencia de los sesgos cognitivos que se manifiestan de forma automática y que pueden afectar a la toma de decisiones: la aversión a las pérdidas y la ilusión de control. El primero de ellos se define como la tendencia de considerar que las pérdidas pesan más que las ganancias. Este sesgo, según explica, provoca que el miedo a perder algo nos genere una preocupación mayor que ganar algo de valor semejante y, por tanto, al darle una mayor importancia, nos afecta de mayor manera.

Otros sesgos que pueden condicionar decisiones financieras son:

Sesgo del presente.

Tenemos la capacidad de planificar y pensar a largo plazo, pero para eso tenemos que impedir que el cerebro actúe de forma sistemática pensando en el presente.

El sesgo de la contabilidad mental: el valor del dinero depende del origen.

En teoría 10 euros tienen el mismo valor independiente de dónde vengan. No para tu cerebro. El sesgo de la contabilidad mental descubierto por Thaler hace que otorgues al dinero un valor diferente según su procedencia.

Este truco mental es el que hace que sea más fácil gastar los 100 euros que te han tocado en la lotería de Navidad que 100 euros de tu nómina o que la paga extra se vaya más rápido que el salario.

El sesgo de la confirmación: buscamos lo que queremos encontrar. Cuando buscamos información lo hacemos muchas veces atendiendo sólo a la que confirma nuestras sospechas. De hecho, podemos incluso distorsionar los nuevos datos para adaptarlos a nuestras opiniones. Este sesgo puede ser muy peligroso al invertir o tomar decisiones como comprar casa porque nos impide analizar adecuadamente la información que recibimos.

El sesgo de la conservación: damos más importancia al primer análisis

Este atajo nos empuja a desestimar nueva información y darle más importancia al primer análisis. Este sesgo suele ser más acusado cuanto más difícil sea procesar la nueva información.

Se activaría ante decisiones como comprar o no una casa. Si el primer análisis ha sido positivo, adaptaremos los datos que no encajen con la teoría gracias al sesgo de la conformación y desestimaremos directamente los análisis negativos que hagamos por el de la conservación.

En conclusión, cuando tenemos miedo tendemos a fijar toda nuestra atención en aquello que nos produce dicha sensación con el fin de escapar del peligro, no dando importancia al resto de cosas que nos rodean, algo que puede salir muy caro en el mundo de la inversión. Es, por tanto, igualmente importante entender y reconocer estos procesos y pensar de forma racional para evitar una reacción exagerada.

 

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